jueves, 7 de julio de 2011

LO MÁS TIERNO

"El steak tartar era la cruz de mi existencia. Papá siempre lo hacía en las fiestas. Era todo un espectáculo. Primero cascaba una yema de huevo sobre un montón de carne de filete picada y cruda, y a continuación empezaba a mezclar cebolla picada, alcaparras y salsa Worcestershire junto con la carne. Se le veía altísimo y majestuoso mientras mezclaba a conciencia y luego, con su marcado acento alemán, pedía un ayudante para probarlo. Juntos añadían un poco de esto o de aquello, y después apilaba la carne en forma de cúpula, la adornaba por encima con algunas anchoas, y me pedía que lo sirviera.
Mi trabajo consistía en extender la masa sobre unas rodajas de pan integral de centeno, especial para fiestas, y pasar la bandeja. A menos que no hubiese comprado yo misma la carne, procuraba que mi gente favorita no probara la obra maestra de mi padre. Sabía que mi madre compraba carne de hamburguesas ya preparada en el supermercado, y que si por casualidad había alguna oferta a mitad de precio, carne picada desde hacía varios días, era incapaz de resistirse a ella. Con nuestros estómagos bien entrenados, mi padre y yo podíamos comer cualquier cosa que mi madre sirviera, pero para la mayoría de la gente aquello era puro veneno"


LO MÁS TIERNO. MEMORIAS DE UNA GOURMET. Ruth Reichl. RBA 2002

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